jueves, 6 de enero de 2011

5 de enero de 2011

Me desperté temprano y muy nerviosa. Mi padre estaba aún más nervioso que mi hermana y yo. A las 11 entrevista al Rey Gaspar en la Cadena Ser. Todo iba muy deprisa, toda la mañana haciendo cosas, llegando tarde a un sitio y a otro. Llega la hora de la comida en la Casa Hermandad del Sepulcro a la que asisten todos los hermanos mayores y las anteriores personas elegidas para representar al Rey Gaspar. Cada minuto que pasaba estaba más nerviosa, apenas comí. Me fumé el primer cigarro delante de mi madre pese a su voluntad y únicamente por tratarse de esa ocasión. Estaba ilusionadísima en todo momento. No acabamos de comer cuando tuvimos que dirigirnos a la Alcazaba para vestirnos y maquillarnos. El momento ya se acercaba. Tenía miedo de no hacerlo bien y defraudarme, defraudar a mi padre, mi familia, mis amigas, mi cofradía, a los cofrades, pero sobre todo, a los niños. Fue una odisea maquillarnos y vestirnos, todos estábamos muy nerviosos y los mayores saltaban a la mínima con una bordería. Primeras fotos vestida como paje real del Rey Gaspar. Últimos retoques y a la calle. Salen los Reyes Magos y los niños están como locos, emocionadísimos. Recogemos cartas, repartimos monedas de chocolate. Los Reyes llegan al ayuntamiento mientras los pajes les esperamos en las escaleras. Se lee la carta de los Reyes Magos escrita este año por Natalia, prima de mi amiga Elena. Tras un rato de espera cada rey se dirige a su carroza junto a sus pajes y séquito. Comienza la cabalgata. Tiramos los primeros caramelos. Una experiencia increíble. Todo el recorrido tirando caramelos, niños y mayores gritando, todos ilusionados. Durante el recorrido pasamos por delante del puente que conduce a la capilla de la virgen de los Dolores del Puente, mi virgen. Empiezo a temblar, los ojos se me llenan de lágrimas, hemos llegado a ese puente. El Rey Gaspar y sus pajes tiran como locos caramelos y más caramelos a su virgen. Lluvia de caramelos para la virgen de los Dolores del Puente. Sin duda el mejor momento de toda la cabalgata. Aún ahora recordándolo se me forma un nudo en la garganta. Llegamos a la catedral. Esto se acaba, echamos los últimos caramelos como pajes del Rey Gaspar. Cada rey deja a los pies del niño Jesús la ofrenda correspondiente: oro, incienso y mirra. Y así, llega a su fin una de las experiencias más inolvidables de mi vida, experiencia única que siempre recordaré con una sonrisa y mucha alegría.


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