Tal vez sean nuestros errores los que conformen nuestro destino, porque sin ellos, ¿qué daría forma a nuestras vidas? Tal vez si nunca nos desviáramos del rumbo fijado no nos enamoraríamos, ni tendríamos hijos, ni seríamos quienes somos. Después de todo, las estaciones cambian y también las ciudades y las personas entran y salen de nuestras vidas, pero es un consuelo saber que aquéllas a las que amas siempre vivirán en tu corazón y, si tienes suerte, a un vuelo de distancia.
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