martes, 14 de diciembre de 2010

just me

Un día más te despiertas. Todo sigue igual. Todo es la misma rutina. Esa rutina que me empieza a desesperar. No lo soporto. Es una sensación extraña. Estoy harta de la gente. Mucha gente con la que te rodeas es hipócrita, superflua, envidiosa, poco humana y desconocedoras del significado de la palabra humildad. ¡Ojo! Por suerte, todavía hay excepciones. Pero esa gente, ¡Dios!, me cansa mucho y me desespera, me pone de mal humor. Ahora no necesito gente, de hecho, lo que necesito es estar sin gente. Me encanta estar sola. Un buen libro o, incluso, apuntes, tabaco y una nevera repleta de comida. Ir a un lugar cercano a la playa. Me encanta pasarme horas y horas en la playa, sea invierno o verano. Eso da igual. Pasear. Todo lo que necesito. Sentarme mirando al horizonte con un LM en la boca y pensar o no, simplemente mirar el mar y sentirme viva allí, sentada en la arena sin nada ni nadie más.

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